Si se creía que la gran diversión de las despedidas de soltera pasaba por ver shows de strippers o contratarlos a domicilio, las mujeres modernas se están encargando de derribar el mito. Hombres, afuera; la nueva moda es divertirse con amigas y pagarle a alguien que dé una buena clase de sexo, conteste preguntas, despeje dudas, explique cómo ser más sensuales, venda juguetes eróticos y enseñe cómo usarlos para sorprender al futuro marido con una gran performance a la hora del placer. Las chicas están buscando algo nuevo. Se cansaron de la típica despedida con strippers. Así se divierten y aprenden, explica la sexóloga Celia Laniado que, además de atender pacientes en su consultorio, tiene un promedio de cinco despedidas por fin de semana. Para cada una, según el estilo de las participantes, Laniado tiene preparada una rutina diferente, que va desde juegos como "La ronda de la sensualidad" o "El camino del amor" hasta consejos para la novia, relatos eróticos y rueda de preguntas y respuestas. "Las chicas escriben preguntas anónimas y yo las voy contestando. Ellas creen que saben todo, pero no. Hay una gran ignorancia en el tema sexual. Hay muchas cosas que quieren saber", dice. Aprenden a bailar con movimientos sensuales, se disfrazan y hasta piden que la sexóloga les enseñe cómo poner un preservativo con la boca. Todo, en dos horas y por un precio que va desde 200 hasta 400 pesos argentinos. Paola Kullock ya casi no tiene lugar en su agenda. Trasladó las charlas/clase de su "Escuela de sexo" a las despedidas de soltera y enseña juegos para complacer a la pareja, cómo hacer un buen striptease y masajes eróticos a las futuras esposas y sus amigas. "Llevo juguetes, enseño cómo practicar sexo oral y masturbar a un hombre, contesto preguntas, llevo artículos eróticos especiales y hasta hacemos dramatizaciones, cuenta Kullock. Para las más curiosas y osadas, la diversión está garantizada. El futuro marido, los novios y amantes, agradecidos. "La mía es la única despedida a la que los maridos quieren que sus esposas vayan. Porque vuelven felices, calientes y preparadas para probar de todo", lanza. La diversión dura dos horas y cuesta sólo cien pesos, más los viáticos de la "profesora". Los comentarios posteriores, imperdibles. "¡Gracias, Paola! ¡Los muchachos están muy contentos!" Juguetes que prometen. La consigna es sorprender al futuro marido en la luna de miel. En lo que sería algo así como un sex shop a domicilio, las amigas autorizan el presupuesto y la novia se dispone a adquirir un buen ajuar erótico. Lencería sexy, con pezoneras incluidas, látigo de cuerina con strass, crema comestible para masajes y vibrador especial para parejas forman el combo de Sophie Jones. "Creo que a las chicas ya no les resulta tan gracioso contratar a un stripper. Ven que es preferible comprar algo útil y divertido para las amigas que gastar la plata en un tipo que les va a bailar sin mucha onda", opina Ana Ottone, pionera en las reuniones del llamado Tuppersex. Lo que empezó siendo reuniones de amigas para comprar productos eróticos ahora también tiene su versión para despedidas de soltera, algo más descontroladas, con bastante alcohol de por medio y muchas bromas para la novia. Sin tanto stripper dando vueltas pero alimentando los ratones más que nunca, las chicas se siguen divirtiendo. Por Gabriela Pepe para Perfil.com |